martes, 3 de mayo de 2011

Hace siglos que no escribo, y parece que incluso haya perdido ya las facultades. Parece que no me acuerde de cómo se juntaban dos palabras para darles sentido. Al menos, el sentido que quiero que tomen, ese que hace unos meses, hace unos años hacía que las personas que eran más frías que el propio hielo soltasen alguna lagrimilla. Pues no. Parecía que no me acordase. Llevaba meses intentando escribir algo, algo que mereciese la pena. Pero no salía nada.
Hasta ahora.
Y es gracias a ti, así que voy a dedicarte un poco de este extraño experimento que pretende ser una emotiva entrada, da igual que de blog, tuenti o incluso twitter.
El caso, es que muchas gracias. Porque pase lo que pase siempre has estado ahí, listo para picarme y apoyarme cuando hace falta. Preparado para ser la droga buena que a todos nos hace falta. Siempre dispuesto a picarme con Justin, o con lo que sea, pero también capaz de callarte (y sé lo mucho que te cuesta) cuando se trata de Raúl, o de mi madre, o de mis paranoias. Después de más de dos años, de... ochocientos sesenta y siete días juntos, aún me sigues aguantando. Y creo que eres de las pocas personas que lo hace, al menos tan a diario, tan a todas horas.
Me cuesta acordarme de todo lo que nos ha pasado, pero aún así lo consigo siempre. De cada momento, de cada achuchón que me diste cuando estaba mal, de cada promesa que ninguno cumplimos, de las mil y una movidas por celos, de las mil y dos en las que nos metimos juntos aún no sé muy bien por qué.
¿Por qué siempre acabamos enfadados? Si en el fondo, la verdad es que somos demasiado iguales. Los dos somos unos críos.
Gracias. Por cada cosa mínima, por cada hora de esos cientos de agotadores días en los que me has aguantado, prometiéndome que me acogerás en tu casa cuando me vaya de la mía, aunque tenga mal despertar y esté sumamente borde por las mañanas, tú me darás un baquetazo para que te deje dormir, yo te pegaré un par de gritos y ya está, solucionado. Como siempre hacemos. Porque por mucho que discutamos, siempre se nos pasa rápido. Al menos a mi. En fin, que me voy por los laureles. Que muchas gracias en serio. Por aguantarme siempre, por animarme a volver a escribir, aunque no merezca la pena leerme. Por deicrme que me quiera un poco más.
Ahora mismo, tengo puesto Miss Caffeína, parece que es la única forma que tengo de que salgan un par de líneas. No quiero releer lo que he escrito, porque debe ser penoso.
Te acabo de prometer que serás el primero en leer esto, y voy a cumplirlo. Igual que hemos cumplido aquello de que por muchas cosas que nos pasen, vamos a seguir juntos, de una forma u otra. Y aunque algunas promesas estén para romperlas, hay otras que está bien mantener.
Te quiero muchísimo Guillermo, de verdad, ni te imaginas cuanto.

domingo, 27 de febrero de 2011

I'll miss u.

Lo que más duele cuando te despides de alguien, es el desasosiego de no saber si vas a volver a verle, hablarle, reírte con él. Lo más jodido del desasosiego, es no saber si se va a ir algún día.
Lo más jodido de esto, es que echo de menos a un amigo.

lunes, 11 de octubre de 2010

He sido un cobarde disfrazado de valiente.

Intenté distraerme todo lo posible, Esperaba que, al verte, sentiría que hicimos bien. Pero no me siento así. No me siento así para nada.

domingo, 10 de octubre de 2010

¿Merece la pena hacer lo que se supone que debes más veces de lo que realmente quieres? No, no lo creo. Y así me va. Porque creo una cosa, pero hago otra diferente. Quisiera decirte lo que realmente pienso y quiero pero... no puedo.
No puedo decírtelo, hacer que vengas o alargar más esto. Prefiero que sepas cómo soy cuando estoy borde, que me veas como una auténtica hija de puta. Prefiero quedarme mirando el móvil intentando que mi cerebro haga que reciba una llamada tuya, aún sabiendo que no va a llegar. Prefiero que sea más fácil para ti, aunque suponga que me quede la espinita. Y no es ni buena samaritana ni anda por el estilo, no es altruismo. Es que... que te quiero.
Y prefiero seguir soñando todos los días de mi vida con ese regalo de cumpleaños que vivirlo y llegar a olvidarlo algún día. ¿Sabes que eres la única cosa que consigue que duerma toda la noche de un tirón y sin pesadillas? Prefiero irme a la cama y que cuando cierre los ojos, lo primero que vea sea lo que llevo viendo estos últimos tres días. Quiero dormirme pensando en una llamada, verme corriendo en pijama a la estación, encontrarme contigo y darte el abrazo del siglo, o del milenio. Quiero que lo sepas, pero no quiero decírtelo.
Suerte, ¿vale? Te la mereces.
Y... oye, no creo que haya tenido que aguantar nada. Al menos nada malo, no te preocupes.
Y espero que no lo leas antes, porque también prefiero que sigas pensando que soy una cabrona hasta que ya no puedas cambiar la opinión al respecto.

viernes, 1 de octubre de 2010

Me toca mucho los cojones

Echarte de menos.

domingo, 26 de septiembre de 2010

¿De qué me vale?

A veces pienso que me sobrepasa. Todo. Tu situación, la mía... la nuestra en conjunto. Pero es que luego pienso en los pros y los contras de dejar de hablar, de olvidarnos de la existencia del otro, y no sale nada bueno de hacerlo.
Es que joder, más que otra cosa ahora mismo es impotencia. Porque no sé qué hacer para que me entiendas. Para que entiendas que ahora mismo, todo es por y para ti. Que no me importa que estés mal y animarte. Que me da igual que tu vida sea un caos, porque quiero ayudarte a poner un poco de orden. Que me da igual que seas o no seas un ogro, porque seguramente yo soy peor por las mañanas. Que no me supone ningún problema quedarme hasta las dos, las tres o las cuatro de la mañana haciendo tiempo. Que me quedaría la noche entera si hiciera falta, para que si llamas, no te encuentres con un buzón de voz en un móvil en silencio. Que me da igual quedarme en casa los Sábados, y los Domingos y las tardes de los Lunes para quedarme hablando contigo. Que no me importa que tengas un mal día y necesites desahogarte.
No me importa. Ni eso ni los mil y un problemas que podrían surgir. No me importa pasarme una semana, dos meses, tres años o una vida entera esperándote, si sé que al final voy a estar contigo, y voy a poder darte un abrazo.
Lo único que de verdad me molesta, es que decidas por mi. Que me digas lo que es mejor para mi. Que no quieras entender que te quiero. Que te quiero joder, que me da igual todo con tal de que estés bien. Y que no me importa lo que pase o deje de pasar, que lo único que quiero es seguir como hasta ahora, por muchos impedimentos que haya.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Looking my best friend;

Bueno, me has semijorobado el blog, o al menos la sorpresa, ya lo sabes, pero venga, a ver qué sale.

Dos años y poco hace que nos conocemos, suficiente. Suficiente para quererte, para que te convirtieras en una de las personas más sumamente importantes que existen en mi vida. Buf, la verdad es que yo no sé qué decirte que aún no sepas.
La verdad es que creo que hasta hace unos meses, ambas teníamos muchos secretos con la otra. Quizás incluso una impresión diferente de la que tenemos ahora la una de la otra. Creo que ahora somos transparentes. No hay secretos, no hay problemas, no hay nada malo. Hay diferencias, porque somos completamente diferentes, polos opuestos. Pero míranos... juntas. Casi como hermanas. Mudándonos de la casa de una a la casa de la otra. Es increíble cómo han ido cambiando las cosas. Hace tres años no nos conocíamos siquiera, y ahora... bueno, ya sabes. Yo creo que, realmente, todo empezó hace un año, en ese Halloween, esa cocina. Ese "te sonará a tontería, pero ¿puedes darme un abrazo?" mientras se calentaba la leche para el cola-cao de todas. Buf, vaya noche. Vaya lloros. Vaya experiencias que tenemos tú y yo, ¿eh? A nuestros tempranos veintiséis añitos... Déjalo, paridísima de las fiestas de Ceares, con ese camarero con acento tan irresistible, pero ese nombre tan extraño.
Nos ha pasado de todo. Hemos hecho casi de todo. Y aún así, nos queda otro tanto por hacer. ¿Lo sabes, verdad? Y vamos a hacerlas juntas. Todas y cada una de esas cosas que no hice aún, quiero hacerlas contigo. Y las que no pueda hacer contigo, quiero que seas la primera en enterarte, la primera a la que llame, la primera que si sale mal coma conmigo chocolate (aunque engordemos ocho kilos del tirón).
Bueno, que te quiero muchísimo mejor amiga, lo sabes de sobra.
Ah, por cierto, ¡¡activa los comentarios en el blog, que no me deja ponerte nada en la entrada!!
Y oye Cris... No digas que soy única, que es mentira. Como yo hay muchas personas. Como tú, ninguna.
Siempre juntas, ¿eh?
Te quiero.