sábado, 31 de julio de 2010

Siempre cerca;

Hola Cris. ¿Te acuerdas de hace un año? Entonces eras tú la que se despedía de mi, me iba un par de semanas a Barcelona con mis tíos y mis primos (esos dos enanos tan monos a los que se les coge tanto cariño, sí). Tu tablón (y sus catorce postdatas) me encantaron, y casi consiguen hacerme llorar como una magdalena, así que voy a intentar hacer lo mismo. A ver qué pasa.¿Sabes qué? No sé que hubiera hecho sin tí estas vacaciones. Bueno, no sé qué hubiera hecho sin tí... casi nunca desde el verano pasado. Bien que hayamos tenido nuestras cosas, que nos parecieran mejor o peor, pero has estado conmigo como muy pocas personas, y te lo agradezco en el alma.
Que sepas, que todavía tengo grabada esa fiesta de pijamas. Ese momento en que voy a la cocina, tú estás preparando cola-cao y te digo eso de "Te sonará a tontería, pero ¿puedes darme un abrazo?". ¿Qué hiciste tú? Lo que haría cualquier amiga. Y gracias, porque estos días lo haces bastante a menudo. Comportarte como una verdadera amiga, quiero decir.
Quiero que sepas también que te mantendré informada las dos semanas que faltes. Todo lo destacable que pase, te lo contaré ipso facto, o casi. Cuando venga, si viene, cierta personita, te llamaré para contarte, prometidísimo, palabra de Sandía. Y espero que tú, niña aficionadísima a las cartas, hagas lo mismo. Espero alguna que otra cartita este año también, que eran enormemente entretenidas tus peripecias de gaupasa.
Por favor, cuídate, no desfases muy mucho demasiado. Y por favor, no me olvides, ¿vale?
Prometo no quitarme la pulsera en los quince días que estés fuera, mandarte como mínimo un mensaje a diario y recibirte con un abrazo enorme cuando vuelvas. Prometería también no quitarme los colines de las uñas, pero creo que se me van a ir quitando y, como las dos sabemos, las uñas descascarilladas ya no se llevan.
Te quiero mucho Cris;
¡Disfruta por mi un poquito también!

viernes, 30 de julio de 2010

¿Quién dijo censura?

Me gusta que me digas que vendrás, que ya vienes. Me gusta que me digas que si estuvieras aquí vendrías a casa, me darías un abrazo o empezarías a hacer payasadas hasta que me riera a mandíbula batiente (vamos, que me desternille, me muera, me de un ataque de risa continuada). Adoro tus mensajes por la noche, para decirme que descanse. También adoro que planees lo que pasará dentro de dos años escasos, mis malos despertares que te darán igual.
Me encanta que me digas que me quieres, y que seas la única persona capaz de hacerme decir "Yo quiero abrir el baile con un vals", aunque nadie habría imaginado que acabaría imaginándome mi boda (sabes lo que creo con respecto al matrimonio).
También me encanta la idea de que vengas y me dejes gorronearte camisetas y sudaderas, la verdad es que me llama bastante, sí... Además de, claro está, la camisa que vas a regalarme (por motivos que no vienen a caso).
¿Y sabes qué es lo que más me gusta de todo? Que me hagas creer que cuando estemos juntos, no va a existir nada más, que consigas que confíe en ello.
Que te quiero Raúl, aunque me hagas leer las entradas al teléfono aún sabiendo que me muero de vergüenza.

(Borré sin querer las entradas que tenía tuyas, pero prometo compensarlas con creces.)

jueves, 22 de julio de 2010

She had the world;

Cusina, te mereces mucho más pero ahora mismo no puedo mejorarlo.
Sé que siempre llego tarde para desearte un buen cumple con mi parrafada, pero bueno, este año el mensajito y la llamada fueron a horas tempranas (prácticamente acababan de dar las dos de la mañana, ya sabes).
Pues no sé qué decirte que no sepas, la verdad. Todo lo que pueda escribir te lo he comentado alguna vez. Pero bueno, vamos allá.
Disfruta. Del día, de tu cumple, de tus amigos, de tu familia y de tus recién estrenados dieciséis. Tienes trescientos sesenta y cinco días para sacarles partido, para gastarlos. Tienes un año hasta decir que has madurado un poco más, que tiene que ser un poco menos infantil. Así que aprovecha ahora que puedes, antes de que sea tarde.
Bueno Gala, no ando muy inspirada así que mañana te prometo una actualización mejor y más currada, porque tú te lo mereces. Más que nadie, posiblemente.
Que muchas gracias por todo, que te quiero millones y que cuentas SIEMPRE conmigo para todo, ya lo sabes.
Espero que tu padre te traiga antes de que termine este verano aquí con la chica que le manda la recete de la fabada por e-mail. ¡Ah! Y llamé antes a casa de tu madre, pero no estabas y hablé con un señor / chico muy agradable que me preguntó qué tal, mándale un saludo de mi parte. Y a tu padre, que me cae muy bien le das un beso enorme, que no se te olvide. Y a tu hermano, el de las imitaciones de UP!, un achuchón fuerte fuerte.
Hablamos mañana petarda.

Te llamo con y sin elle, ahora y siempre.

Ah por cierto, se me olvidaba.
Felicidades;

Algo que ya nunca escucharás;

No sé si es impotencia, rabia o qué hostias es, pero no me está dejando dormir y empiezo a tener ojeras. Las cosas a medias no me gustan, te dejan un mal sabor de boca insoportable. No te dejan el regusto de atar los cabos bien y zanjar algo.
La insatisfacción no es algo deseable.

domingo, 18 de julio de 2010

She's everything;

Hola peque. Te preguntaría cómo estás, pero sé de sobra que bien, genial, como siempre. Es lo que tiene pasar las semanas juntas, supongo, te aprendes de memoria los estados de ánimo. Estamos pasando tantos días juntas este verano, compartiendo tantas cosas que no queda nada por decirnos que la otra no sepa.
¿Sabes qué es lo que más me gusta de estar contigo, de pasar tanto tiempo juntas? Que no hay que cumplir una expectativa predeterminada. No hay un prototipo al que adaptarse, como pasa con otros grupos, con otras personas. Puedo ser yo misma, con mis paridas, mis idas completas de olla o mis borderismos.
Puedo contarte mis comeduras de tarro, que sé que no me juzgarás.
Puedo pegarme el hostión del siglo al tropezar con las letras de la semana negra (vivalapiñacolada) y quedarme mirando al cielo tirada en la hierba, debatiéndome en voz alta sobre si llamar o no, que tú llegarás, te tumbarás a mi lado, mirarás al cielo conmigo y me dirás muy tranquila “Llámale, no puedes perder nada”.
Puedo estar de los nervios subida en un vagón tirado por un cable a treinta metros de altura para alcanzar una velocidad de cero a cien en dos segundos, acojonarme mientras sujeto con todas mis fuerzas el cinturón que nos sujeta y pedirte que me hables, que tú me dirás “Piensa en Raúl. Es guapo, majo, listo, te quiere”. Te preguntaré si me quiere, y me contestarás que “está claro que sí, que todos lo sabemos”.
Y… buf, sé que harías millones de cosas más. Millones de cosas que hacen que cada día te quiera un poquito más (si es que eso es posible) y que me siguen convenciendo de lo buena amiga que eres y de la mucha suerte que tengo de contar contigo.
Que te quiero a horrores Cris.
Te veo mañana.

Hace tiempo que estamos divididos;

Hola. ¿Cómo estás? Espero qué bien, que siga todo perfecto.
¿Sabes qué? Te echo de menos. Empiezan las vacaciones y hace un tiempo que no te veo. Ya casi no salimos los sábados. ¿Te acuerdas de cómo eran antes? Me encantaban. Breves pero intensos, como tienen que ser.
¿Sabes qué más? Tengo mucho que contarte. Han pasado mil cosas y... buéh, no sé por dónde empezar.
Ojalá todo fuera como antes. Ojalá nada hubiera cambiado y siguiéramos siendo las de siempre. Pero las personas cambian, como las circunstancias, la vida... Como todo, supongo. Al fin y al cabo... si cambian las nubes y el tiempo, ¿por qué no íbamos a cambiar nosotras?
Teníamos que encontrar el punto justo antes de que nuestros caminos se separaran, pero no lo hicimos. No lo encontramos. Quizás no supimos buscar, es otra de las opciones. Pero a lo mejor es que no tuvimos ganas, simplemente. Nos dio pereza, activamos la vagancia. Esas cosas suelen pasar. Aunque no, a nosotras nunca.
Éramos amigas, las mejores. Me gustaría poder seguir diciéndolo. ¿Puedo? No lo sé. Y tú tampoco.
Porque lo cierto es que ya no sabemos nada la una de la otra. Ni tú ni yo hemos sabido estar cuando la otra más nos necesitaba. Así que... no sé. Creo que no me queda más que añadir.
Cuídate mucho, te veré al fin del verano cuando empiecen las clases.
Te quiere,
María.

Roma, romama.

Nunca pensé que vería el momento en que llega la hora.
No sé dónde lo he leído, pero lo cierto es que es verdad. ¿Quién piensa en los finales cuando sólo estás en el principio? Nadie. O nadie normal al menos. Solemos disfrutar del momento, sin pensar en lo que viene. Total, pensamos, el final está lejos. Lo vemos como el horizonte, tan lejano que incluso llega a juntarse con el cielo. Lo vemos como... qué sé yo, una noria iluminada a lo lejos, al final de la playa a medianoche mientras tú te sientas en la arena a observarla. A apreciar su grandeza. Eso sí, siempre desde lejos.
Pero la hora llega. ¡Y de qué manera! Viene de golpe, como por arte de magia ¡PUM! A la velocidad del rayo, con el fulgor de la luz más brillante o la oscuridad del túnel más largo, según el día. Llega con la misma intensidad que una bomba ¡BOOM!
Y ¿sabes lo peor? Que se siente de la misma forma que una caída en plancha en una piscina ¡PLASH!
Porque es entonces, cuando llega el final, cuando te das cuenta que... que no hay nada. Ya está. Fin. Se terminó. Niente. Cero. The End, como dicen las películas americanas de comedia romántica.
Segundas partes nunca fueron buenas, opina mucha gente. Repiten esa frase una y otra y otra y otra vez, con su voz socarrona y orgullosa porque han sido capaces de decir algo tan... no sé cómo decirlo. ¿Intelectual, tal vez?. Claro que este punto de vista le otorga más significado, más importancia al final. Es lo que hay, o sigue o se termina.

Pero eh, yo no pienso así. Y esta vez no es sólo cuestión de llevar la contraria (que también) es más por un rollo esperanzapositivo que no suele ir conmigo. En fin, también dicen mucho que para todo hay una primera vez.
Yo creo que después del golpe, de la magia, del rayo, de la luz, del boom, del pam, o del túnel que siempre mencionan hay algo más.
No hablo de vida después de la muerte, ni mucho menos. A tanta información no llegan mis conocimientos, no sé si por suerte o por desgracia.
Yo me refiero a las segundas oportunidades. A las segundas partes. A las continuaciones.
Pensadlo. ¿Qué habría sido de Star Wars sin la segunda película? ¿Y de los pequeños Harry, Ron y Hermione si sus estudios de magos se hubieran acabado en el primer curso? ¿Y qué habría pasado si los Simpson sólo hubieran tenido una temporada? ¿Si las fiestas sólo se celebraran una vez? Si todas las personas que hacen que eso y mil cosas más sean posibles, todo sería incluso peor de lo que ya es.
No, lo de las segundas partes que no funcionan es un típico tópico.
Y ¿sabes qué?
Yo voy a demostrártelo.

jueves, 15 de julio de 2010

Puntoycoma;

Ellos es la palabra que utilizamos, generalmente, para referirnos a las personas que más te importan. Ellos son los que están contigo, ellos son los que te apoyan. Ellos son los que te cuentan sus cosas y con ellos es con los que estás agusto y te ríes. Ellos son tus amigos, los más mejores. También son ellos a los que echas de menos cuando no están, cuando se marchan de vacaciones o se cambian de colegio. Ellos son con los que te enfadas y te da pena, da igual lo que dure el cabreo.
Y quiero que sepáis que ellos, sois vosotros.
Sarynn, Pol, Cris, Andrea, Elisa, Alba, Noe, Esther, Pablo, Álvaro, Adri; Gracias por todo.

martes, 13 de julio de 2010

No se me ocurre nada, esto es muy frustrante.
Lo que hace la decadencia...

(ESPAÑA, gracias)

lunes, 12 de julio de 2010

Time to go out;

Hora de salir, levantarse tarde, tomar el sol, ir a la playa. Saltar a un río, desde un puente, desde una roca grande al agua. Nadar, bucear, sumergirse entre peces rodeada de amigos. Hora de reírse, de soñar, de tumbarse en un graaaaaan prado mirando al cielo.
Es hora de dejar atrás trompicones y golpes contra la pared. Olvidar los malos ratos y centrarse en lo nuevo, lo bonito, lo bueno.
Es hora de obviar todos los fallos y empezar de cero.
¿Sabes por qué? Porque todo te aporta algo. Pero cuando ganas todo lo bueno que puedes tener y empiezas a perder cosas, es hora de dejarlo.

Welcome to the jungle;
We got fun and games, we got everything you want honey, we know the names, we are the people that can find whatever you may need.
If you got the money, honey we got your desease.

viernes, 9 de julio de 2010

Kabooommm;

Perdona. Sí, perdona. Sé que ahora mismo huele a cerrado, pero es que hace tiempo que no venía nadie a ver qué tal, y no sentía la necesidad de ventilar. Es lo que tiene estar solo, que te acabas acostumbrando a todo, ya sabes.
Bueno, pues... no sé muy bien qué decirte. Hace tanto que no hablamos... Que no hablamos en plan serio, quiero decir. Osea... ya sabes, como personas normales. Que bueno, tampoco lo somos pero... Bah. Mira déjalo, sabes que cuando estoy nerviosa me expreso como el culo. Aunque en cierto modo, siempre me has entendido, ¿no? Al menos me gusta creerlo.
Te decía que echaba de menos esto, las charlas. Lo de hablar sin que la conversación llegue a ninguna parte, como si sólo quisiéramos matar el tiempo.
Ay, no sé. Me siento rara. Todo es muy diferente ahora, ya lo sabes. Tú eres diferente. Yo soy diferente. Nosotras somos diferentes. Sí bueno, y si te pones en plan quisquilloso, también ellos, vosotros y ustedes lo son. Diferentes, quiero decirl. En realidad, más que ser diferente, es que lo estamos. En comparación, claro está, con la última vez que estuvimos... así, tan unidos como siempre.
Bueno, no sé qué decir. Y dejarme sin palabras es difícil, ya lo sabes.
Pero... bueno, no sé, supongo que es lógico, dadas las circunstancias.
No sé, creo que no me queda más que decir.

Sólo una cosa...
Realmente siento haber estado lejos. Pero tengo excusa.
Estaba batallando por el sol.

lunes, 5 de julio de 2010

Hurt;

Pero ¿sabes qué? ¿Quieres saber qué pasa?
Que cualquier cosa de las que están pasando últimamente pierde importancia. Al final, lo único que cuenta es que cuando llega de viaje, abro la puerte y salgo a darle un abrazo, se le escapa una sonrisa que, para mi, lo significa todo.
Por mucho que le eche de menos ahora, sé que este viernes estoy con él. Estoy con la persona que no soporta que lleve tacones, ni minifaldas, ni que me maquille. Estoy con la persona que me ve como cuando tenía seis años, la que no quiere que crezca.
Estoy con mi padre.

I would hold you in my arms, I would take the pain away.
Thank you for all you've done, forgive all your.