viernes, 26 de marzo de 2010

Energías renovadas.

Dicen que todo tiene un final. Y el suyo, había llegado. Fue un amor compartido, y lo sabía.
Quizás por eso ahora no le costaba tanto aceptarlo.
Seguiría con su vida normal, la de antes, la que la hacía feliz. Con sus amigas de siempre, y con las nuevas. Volvería a esforzarse en los estudios, y dejaría en la cuneta los problemas con él.
Era curioso ver cómo cambiaban las cosas. Hace un año, él estaba desapareciendo por primera vez. Y ahora... bueno, ahora era algo más bien ilógico e inexplicable.
Pero, la verdad, tampoco era algo que le preocupara sobremanera. Seguiría siendo amiga suya, siempre que él quisiera claro.
Se podría decir, que empezaba su nueva vida. Una novedad que tendría una clara semejanza con lo que ya había sido antes, pero habiendo madurado un poco. Las cosas cambiaban, igual que las personas, y ella no iba a ser menos.
Fue entonces cuando lo decidió. A partir de entonces, no iba a haber nadie que la parara.
Y ella no iba a parar hasta tocar el cielo con los dedos.

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