domingo, 18 de julio de 2010

She's everything;

Hola peque. Te preguntaría cómo estás, pero sé de sobra que bien, genial, como siempre. Es lo que tiene pasar las semanas juntas, supongo, te aprendes de memoria los estados de ánimo. Estamos pasando tantos días juntas este verano, compartiendo tantas cosas que no queda nada por decirnos que la otra no sepa.
¿Sabes qué es lo que más me gusta de estar contigo, de pasar tanto tiempo juntas? Que no hay que cumplir una expectativa predeterminada. No hay un prototipo al que adaptarse, como pasa con otros grupos, con otras personas. Puedo ser yo misma, con mis paridas, mis idas completas de olla o mis borderismos.
Puedo contarte mis comeduras de tarro, que sé que no me juzgarás.
Puedo pegarme el hostión del siglo al tropezar con las letras de la semana negra (vivalapiñacolada) y quedarme mirando al cielo tirada en la hierba, debatiéndome en voz alta sobre si llamar o no, que tú llegarás, te tumbarás a mi lado, mirarás al cielo conmigo y me dirás muy tranquila “Llámale, no puedes perder nada”.
Puedo estar de los nervios subida en un vagón tirado por un cable a treinta metros de altura para alcanzar una velocidad de cero a cien en dos segundos, acojonarme mientras sujeto con todas mis fuerzas el cinturón que nos sujeta y pedirte que me hables, que tú me dirás “Piensa en Raúl. Es guapo, majo, listo, te quiere”. Te preguntaré si me quiere, y me contestarás que “está claro que sí, que todos lo sabemos”.
Y… buf, sé que harías millones de cosas más. Millones de cosas que hacen que cada día te quiera un poquito más (si es que eso es posible) y que me siguen convenciendo de lo buena amiga que eres y de la mucha suerte que tengo de contar contigo.
Que te quiero a horrores Cris.
Te veo mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario