domingo, 18 de julio de 2010

Hace tiempo que estamos divididos;

Hola. ¿Cómo estás? Espero qué bien, que siga todo perfecto.
¿Sabes qué? Te echo de menos. Empiezan las vacaciones y hace un tiempo que no te veo. Ya casi no salimos los sábados. ¿Te acuerdas de cómo eran antes? Me encantaban. Breves pero intensos, como tienen que ser.
¿Sabes qué más? Tengo mucho que contarte. Han pasado mil cosas y... buéh, no sé por dónde empezar.
Ojalá todo fuera como antes. Ojalá nada hubiera cambiado y siguiéramos siendo las de siempre. Pero las personas cambian, como las circunstancias, la vida... Como todo, supongo. Al fin y al cabo... si cambian las nubes y el tiempo, ¿por qué no íbamos a cambiar nosotras?
Teníamos que encontrar el punto justo antes de que nuestros caminos se separaran, pero no lo hicimos. No lo encontramos. Quizás no supimos buscar, es otra de las opciones. Pero a lo mejor es que no tuvimos ganas, simplemente. Nos dio pereza, activamos la vagancia. Esas cosas suelen pasar. Aunque no, a nosotras nunca.
Éramos amigas, las mejores. Me gustaría poder seguir diciéndolo. ¿Puedo? No lo sé. Y tú tampoco.
Porque lo cierto es que ya no sabemos nada la una de la otra. Ni tú ni yo hemos sabido estar cuando la otra más nos necesitaba. Así que... no sé. Creo que no me queda más que añadir.
Cuídate mucho, te veré al fin del verano cuando empiecen las clases.
Te quiere,
María.

No hay comentarios:

Publicar un comentario