domingo, 18 de julio de 2010

Roma, romama.

Nunca pensé que vería el momento en que llega la hora.
No sé dónde lo he leído, pero lo cierto es que es verdad. ¿Quién piensa en los finales cuando sólo estás en el principio? Nadie. O nadie normal al menos. Solemos disfrutar del momento, sin pensar en lo que viene. Total, pensamos, el final está lejos. Lo vemos como el horizonte, tan lejano que incluso llega a juntarse con el cielo. Lo vemos como... qué sé yo, una noria iluminada a lo lejos, al final de la playa a medianoche mientras tú te sientas en la arena a observarla. A apreciar su grandeza. Eso sí, siempre desde lejos.
Pero la hora llega. ¡Y de qué manera! Viene de golpe, como por arte de magia ¡PUM! A la velocidad del rayo, con el fulgor de la luz más brillante o la oscuridad del túnel más largo, según el día. Llega con la misma intensidad que una bomba ¡BOOM!
Y ¿sabes lo peor? Que se siente de la misma forma que una caída en plancha en una piscina ¡PLASH!
Porque es entonces, cuando llega el final, cuando te das cuenta que... que no hay nada. Ya está. Fin. Se terminó. Niente. Cero. The End, como dicen las películas americanas de comedia romántica.
Segundas partes nunca fueron buenas, opina mucha gente. Repiten esa frase una y otra y otra y otra vez, con su voz socarrona y orgullosa porque han sido capaces de decir algo tan... no sé cómo decirlo. ¿Intelectual, tal vez?. Claro que este punto de vista le otorga más significado, más importancia al final. Es lo que hay, o sigue o se termina.

Pero eh, yo no pienso así. Y esta vez no es sólo cuestión de llevar la contraria (que también) es más por un rollo esperanzapositivo que no suele ir conmigo. En fin, también dicen mucho que para todo hay una primera vez.
Yo creo que después del golpe, de la magia, del rayo, de la luz, del boom, del pam, o del túnel que siempre mencionan hay algo más.
No hablo de vida después de la muerte, ni mucho menos. A tanta información no llegan mis conocimientos, no sé si por suerte o por desgracia.
Yo me refiero a las segundas oportunidades. A las segundas partes. A las continuaciones.
Pensadlo. ¿Qué habría sido de Star Wars sin la segunda película? ¿Y de los pequeños Harry, Ron y Hermione si sus estudios de magos se hubieran acabado en el primer curso? ¿Y qué habría pasado si los Simpson sólo hubieran tenido una temporada? ¿Si las fiestas sólo se celebraran una vez? Si todas las personas que hacen que eso y mil cosas más sean posibles, todo sería incluso peor de lo que ya es.
No, lo de las segundas partes que no funcionan es un típico tópico.
Y ¿sabes qué?
Yo voy a demostrártelo.

1 comentario:

  1. GALLETA, espero qe lo leas, lei justo tu privado de qe cerrabas tuenti cuanod me lo enviaste, pero ya no te pude contestar, ponme un comentario en mi blog con tu vida (dontworry, nobody mira mi blog) llego el lunes26, ya hablaremos!

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